La conciencia del dolor
DOI:
https://doi.org/10.18050/esp.2014.v6i2.2273Palabras clave:
Dialéctica, Lenguaje, Tradición, Torsión, TemporalidadResumen
Con Los Heraldos Negros (1919) comienza su primera arqueología literaria, que reunió, a partir de escritos anteriores, un amplio conocimiento de las estructuras simbólicas de las tendencias literarias que inundaron los foros académicos en el siglo XX. Además, en 1919 Vallejo dibuja una nueva línea en su complejo universo poético gracias a los nuevos “compañeros de viaje” (Orego. Garrildo. Imaña. Haya de la Torre ...) y de diferentes escritos y autores como Poe, Tennyson, Schiller ..., que le permitió conocer mejor la realidad de su tiempo; un tiempo donde Vallejo es siempre dialéctico, es decir, contradictorio, de exaltación, recuerdos y expectativas, pero siempre humano, tan humano que es capaz de interrumpir las estructuras del viejo modernismo en una escala de voces y sonidos (cerca de poetas como Herrera y Reissig o José Asunción Silva), que a lo largo de los años, terminarán rompiendo los cánones más tradicionales y destronarán a los dioses falsos del Olimpo.
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